martes, marzo 16, 2004

Estados Unidos tiene miedo

Por Luis Beaton

Como ya es habitual, cada vez que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, enfrenta una caída de popularidad o está en dificultades, aparece una grabación de Osama bin Laden o alguno de sus seguidores con terribles amenazas para los norteamericanos.

El miedo, ese ingrediente preferido de la política oficial que le ha servido a Bush para buscar apoyo entre sus compatriotas, llega una vez más a la hora propicia. La invocación de los problemas de seguridad es tema obligado en la lucha que libran republicanos y demócratas por ganar el control de la Casa Blanca en los comicios de noviembre.

El infausto 11 de septiembre de 2001 aparece en las pantallas de televisión de los estadounidenses y a pesar de las críticas de los dolientes de las víctimas por la utilización de esa tragedia con fines electorales, los dirigentes de la campaña republicana lo utilizan en spots propagandísticos.

Las imágenes no son más que una reiteración de la política del miedo y el mensaje trata de inclinar al electorado hacia el candidato Bush como un presidente fuerte, el "gran salvador" del país. Al respecto, Harold Schaitberger, presidente de la Asociación Internacional de Bomberos, dijo que Bush "apela al mayor desastre de la historia de nuestro país para seducir en su campaña".

Sin embargo, algunos de sus críticos consideran que el 11 de septiembre es el mayor fracaso de Bush y otros piensan que un día la historia despejará las dudas sobre la autoría y planificación de los atentados.

El candidato que gane las elecciones presidenciales de noviembre será el que infunda a los norteamericanos un mayor sentimiento de seguridad. Los republicanos hoy superan a los demócratas en este tipo de manipulación: los mensajes de la campaña de Bush así lo demuestran. Es la política del miedo.

Esa política ha sido piedra angular de la administración Bush durante sus años de gobierno.

La exacerbación constante del temor
Estados Unidos es un país amenazado por terroristas que pueden producir más violencia como la que costó la vida a más de tres mil personas el 11 de septiembre de 2001, reitera el presidente y su equipo de gobierno.

Estados Unidos tiene miedo. Mucho miedo de que la organización al Qaeda explote una "bomba sucia" en alguna gran ciudad como Nueva York, Los Angeles o Chicago, al menos eso es lo que transmite la propaganda oficial.

Ya es normal escuchar al presidente llamando a sus conciudadanos a no dejarse llevar por un falso sentimiento de seguridad y a mantenerse alerta ya que Estados Unidos aún puede ser blanco de un ataque terrorista. Las palabras del jefe de Estado llevan un mensaje claro, su administración hace su trabajo para mantener la seguridad pero, estén alertas, parece decir "hay un enemigo oculto en las sombras que quiere destrucción y muerte".

Muchos norteamericanos se preguntan después del 11 de septiembre por qué hay tanto odio contra su país. "Estados Unidos tiene problemas en demasiadas partes del mundo", aseguró la embajadora Margaret Tutwiler ante un comité del Congreso, en lo que pudiera ser una respuesta.

Un artículo del Diario La Prensa de Nueva York apuntaba que Estados Unidos no era en estos momentos particularmente popular en el mundo. "El problema no es sólo que el mundo no entiende a Estados Unidos sino, sobre todo, que Estados Unidos no entiende al mundo", decía el periódico.

Ciertamente, los norteamericanos tienen razón para estar preocupados.

El gobierno de Bush, en lugar de crear un frente mundial en su lucha contra el terrorismo aprovechando la solidaridad internacional por los sucesos del 11 de septiembre, utilizó el hecho para oficializar la política del golpe o la "guerra preventiva" lo que hizo en Irak. Esto incrementó el sentimiento de hostilidad contra los norteamericanos en el mundo.

En la actual contienda electoral ambos candidatos, Bush y Kerry, están tratando de convencer a los votantes de que sus opciones de gobierno darán fuerza, liderazgo y control para derrotar el miedo.

En opinión de analistas, la política de agresividad y de tratar de infundir temor a sus contrarios no traerá más seguridad.

Estados Unidos ya es enfrentado en el mundo por su política unilateral. Observadores estiman que de seguir este camino, los gobernantes norteamericanos aislarán al país del mundo, cerrarán las puertas y verán enemigos por todas partes. El presidente Bush parece encaminado a esto cuando afirma, al referirse a al Qaeda: "No cederemos, los terroristas sienten que los tenemos vigilados. Estamos detrás de ellos. No cederemos."

El arte de amedrentar al pueblo norteamericano con amenazas terribles que deben llegar del exterior es parte de la política oficial de la Casa Blanca, con el objetivo de tener apoyo en su llamada guerra contra el terrorismo mundial.

En la actualidad, se invoca un fantasma tras otro para pulsar el botón del miedo y mantener a la población en un estado permanente de temor mientras el gobierno desarrolla sus guerras antiterroristas.

Las elecciones presidenciales se acercan, y el presidente George W. Bush agradecería como un regalo del cielo la captura del líder de al Qaeda en las próximas semanas.

La manipulación del miedo garantizaría su reelección

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