sábado, enero 01, 2005

Del recuerdo y la repetición...

1.959

Era el día
llegaron con el sol
dejaron su abrazo
en el cemento de la ciudad.
el año nacía
se oyó el suelo
las hierbas brotaron leves
desde sus raíces fuertes.
Cantó el sinsonte
el pájaro saludaba la vida.
Sabores nuevos de café bien dulce
sabor de sal cayendo
desde el agua.

La canción sumó acordes
de mulatos y negros.
Salvaron sus gargantas.
Y sin quererlo,
llegó la luna
tocando una botella sabia
de líquido sabroso.
Humo de sombras
en la noche que golpea la puerta
ventanas abiertas del hechicero africano
tambor y danzas
que nacen de la suerte.

El día y su respectiva noche
han aproximado su latido,
el sol no se anima a la fiesta
teme opacar tanta felicidad.
Pero su rayo es inevitable
y vuelve a reflejar
sobre la plaza.

No han quedado
espacios para las tinieblas
porque los fantasmas
huyen de la gente justa
cuando una paloma
se posa sobre su hombro.

Natalia Mignaqui ( * )

( * ) Natalia Mignaqui, poeta y docente.


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